"... y sed agradecidos". ¡Feliz Nochebuena!

Uno de mis mejores amigos me contó algo que le pasó esta mañana. Me pareció hermoso y le pedí que lo compartiera, pero no quiso. Tanto mami como yo lloramos con su historia navideña, así que le pedí permiso para compartirlo yo. Como me dijo que sí, les comparto para recordarnos a todos ser más agradecidos y apreciar las cosas que tenemos y tomamos por sentado.
¡Feliz Nochebuena!
A

"Hoy me levanté quejándome de que el año había sido malo. Que tengo más deudas que [cosas]. Para colmo me levanté y tenía una goma pinchada del carro y así... bueno me pasé la mañana entre quejas

Cuando vuelvo de desayunar, veo este señor con Parkinson rebuscando entre los zafacones (basureros) y sin una sola chancleta... descalzo.

Y me rompí a llorar, como un niño. Me le acerqué y le di 500 pesos, mis chancletas y un t-shirt que había sacado, que recién había pedido por internet. Y después nos pusimos a llorar los dos.

Y ahí me di cuenta que no puedo quejarme de nada. No importa qué. 

Fin.

Gracias."

Tanto mi amigo como yo (y estoy segura de que ustedes también) sabemos que 500 pesos no terminan con la pobreza. Estamos conscientes de que una camiseta y un par de chancletas no resuelven los problemas de nadie y no nos creemos salvavidas, pero sabemos también que tenemos más de lo que queremos reconocer.

Esta mañana en un carrito público escuché a Guido Gómez Mazara desear que este sea más un tiempo de reflexión que de "jartura". ¡Y ojalá sea así! Quiera Dios que esta Navidad seamos más conscientes de las cosas que la vida nos ha regalado y de la dicha con la que hemos nacido. Que entendamos que la mitad del mundo es muchísimo menos afortunada que nosotros y que como hizo el otro día mi amigo José David, nos animemos a dar más de lo que tenemos... de tantos excesos de comida y bienes.

Que nos animemos a dar más y pedir menos... a extender más la mano y cerrar menos el puño. Que llevemos nuestros abrazos a donde hagan falta y que a causa de nosotros, más gente tenga una feliz Navidad.

Les abrazo,
Ansel.