La playa


Yo quería tomarle de la mano y sumergirlo. Enseñarle las hermosas profundidades que tiene la vida. No las drogas, ni la "vida loca", que al final son cosas banales disfrazadas de importantes.

Quería ahogarle; retarle a soñar, a preguntar, a indagar sobre el porqué de los porqués. Quería que descubriéramos el océano, el altamar; que viera que el horizonte cada vez se extiende y a la vez se esfuma.

Él escuchó con atención todos mis planes y sonrió con un interés de fuegos artificiales al dibujarse mi sonrisa. Cuando terminé de trazar el mapa, cuando vio que mis ojos alegres buscaban en los suyos una respuesta, sonrió una vez más. "Ay...", me dijo frotando mi cabeza "... ¡pero la vida es tan simple aquí, en la orilla!" Y dibujó con el dedo en la arena, mientras se sentaba en la playa.

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